lunes, 16 de enero de 2017

LO TENGO EN LA PUNTA DE LA LENGUA.

 ¿Por qué no podemos acceder al nombre de ese actor, o de ese lugar que conocemos bien, pero que se nos escapa caprichosamente cuando queremos evocarlo?
El nombre de este común y curioso fenómeno expresa perfectamente esa sensación de estar tan cerca de pronunciar cierta palabra, que pareciera divertirse a nuestra costa escapándose de nuestro alcance. Durante ese estado de intensa sensación de conocer la palabra, a la cual no se accede, recordamos cierta información sobre el término buscado.
En muchas ocasiones incluso se recuerdan detalles como el número de sílabas, la letra inicial y final, y la ubicación del acento principal. Todo esto demuestra que el proceso de la recuperación de las palabras no es de todo o nada, sino que las representaciones fonológicas y semánticas de las palabras son independientes y se apoyan mutuamente.

El cerebro, ese poderoso centro donde se procesa y almacena toda la información y los datos de los que disponemos, está formado por millones de neuronas. Ahora bien, lo que determina cuán eficientemente funciona nuestro “disco duro” son las conexiones entre las neuronas o redes neuronales. Así, mientras más fuertes sean dichas redes o conexiones, mejor será nuestra capacidad de recordar, recuperar información, hacer inferencias y sacar conclusiones basadas en los datos almacenados y en los estímulos ambientales.

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